lunes, 16 de septiembre de 2013

La geografía tiene la desgracia de las mariposas
en algún momento desaparecen
Es complicado volar de una montaña a otra
permanecer enredada en los bosques
y olvidar que estamos en diferentes mares
Puedo desintegrar el sonido de la calle
y en los pájaros claudicar la rabia
Todo es hermoso hasta que empezamos a correr
debí huir antes de abrazar el llanto
El mar tiene música en sus olas
y no conocía la soledad de tus ojos
Fausto te llame en medio de la noche
¡Mira estas partituras!
 No hay nubes en el cielo, pero hay bosques blancos
Tengo el suicidio entre las piernas
y no me digas amor cuando aún no he muerto
A menudo no sonríes
te molesta la ingratitud de la calle
El aliento a caramelo altera tu mañana
y la mía es un minutero
que se ha atardecido
Adoro el lenguaje retorcido de tus ojos
Eres disciplinado y te escribo a media noche
La distancia es un aullido pegado en la pared
Entre botes y lobos marinos nos desnudamos
Yo sólo sabía flotar
hasta que engendramos peces de colores
y llegamos donde los caballitos marinos
nos contaron algunas historias
Me agrada imaginar de azul
las paredes de esta casa
y así atravesar el eje de los mares

Y si de nuevo te vuelves a ir
y si dejas flotar mi mano por la ciudad nocturna
La respiración en un gesto amoroso
que no sabe articular sonidos
Necesito bailar en las siestas
confiar en cada pedacito de la mente
e imaginarte desnudo y frágil
como cuando soñé que nos casábamos
La iglesia estaba ubicada en el camino de la lluvia
en aquella eternidad había un árbol
ceñido a nuestra infancia
Tal vez nunca entraremos a una iglesia
la lluvia sea la caída del paisaje
y la infancia la memoria del olvido
Aún no puedo dormir
tengo ese sueño instalado en la garganta

Bajé con el temor de los duendes
que entran a una casa y nadie los invita
Los mapas no se abrieron
Hay nubes de colores cuando el cielo duerme
porque duerme, siempre duerme
a quién le importa que el cielo duerma
Bajé con la desconfianza del día
y alteré la cajita con las nubes
hasta forjar un arenal

La belleza del cuerpo es un oráculo invertido
No entiendo ese rito de volver a la tierra
es similar a la caída del horizonte
Insisto, el cielo es anómalo
no pretende explicar los ciclos
y qué se busca en medio de las nubes
en las montañas
y en todos esos rostros dibujados
Y cuando se aferra el llanto
el oleaje flota hacia la superficie
y nos repite que somos nuevamente urbanos

He aprendido a buscarte
cada vez que algo me fastidia
como si la geometría de los cuerpos
fuera invisible ante los ojos que no duermen
No hay péndulos en las paredes
los días muertos calan de un sueño a otro
Maravilla inmortalizar el instante
en que la cajita se agitaba
Intenté robar ese movimiento
pero se me hizo difícil percibir
dónde el nacimiento
y la muerte se cruzan
Me refugio en la infancia
en un niño que juega con papeles
que acumula para mí
Dibujo soles.
Soles de diferentes colores
soles en el horizonte, en mi boca, en el cuello
soles que dividen el cuerpo cuando flota
El niño es hermoso
es el mismo en cada sol
Acaricia mis cabellos
y sonríe para envejecer los rituales
Lo transitó hacia el camino de la lluvia
pero no hay lluvia
Hay matas de maqui
y un río de piedrecillas blancas
Tanta divinidad inexplicable
y al otro lado, tanta tierra dividida y muerte

Ese colibrí que está en la ventana
es el ave que dejamos morir
En la mata de maqui lo encontramos
Los dioses nos expulsaron a cambiar el ciclo
y lo asesinamos para regresar
Soy adicta al sonido de los pájaros
el ruido me parece familiar
No hay fastidio en ese instante
no hay guerras, no hay lluvia, no hay urbanidad
Hay una perennidad que se repite
como si la individualidad coexistiera
y necesitara siempre alejarnos
La ciudad revienta los diálogos
no puede dejar de mirarnos
nos interroga en una noche
La respuesta está atrapada en la pared
Observa: cómo se descuelga
y punza recordar los aviones en el mar
y la caída de los cuerpos
Las voces desaparecen en las cuerdas
¡Mírame de nuevo!
imagina que la tierra es inviolable
y roba margaritas para mí
No olvidaré el perfume de tu calle
el sol quemando la piel
y la caricatura del paisaje
No grites en medio de las guerras
Búscame en las paredes
en la risa del niño que no ha muerto
Déjame en la invocación de los dioses
y reclama al universo todo lo que nos ha robado
Prepara ciruelas en invierno
y dibuja el silencio de las flores
No me esperes esta noche
no entraré en tu cama
ni beberé de tu vino
Tengo en mis ganas
fantasía de poeta muerto
que ama el misterio
del duende nocturno
ese que trepa por la espalda
y sale de rodilla a morder la mano
Te digo de nuevo
que no me esperes
que esta fantasía se extiende
desde esta sabana rota
hasta la tuya ya cansada