miércoles, 21 de mayo de 2014

Te he bautizado como la novia
de los muertos
 porque aún no te he podido pulir
tampoco deseo ordenar la casa
 Sabes que rechazo sacudir las paredes
y barrer las hojas 
prefiero imaginarte invernal
como cuando desvalijabas la ternura
para abrigar el agujero de los niños
e inventabas carcajadas

desde la escalera hasta la cocina


Yo jugaba a ser tu hija ¿lo recuerdas?
pero nunca aprendí a cocinar
no quise




Y nadie me contó que estabas muerta
todos deseaban hermosear el cuerpo
ocultar las cruces y vaciar un grito 
que se descompone cada vez que sonrío
Tuve resistencia en las oraciones
porque jamás fui tu niña 
La estirpe no reconoció 
la adicción al alfabeto 
y en esas confabulaciones 
me detengo cada tarde
a hilvanar nudillos




Tus herederos siempre preguntan 
¿Por qué no he desarmado la cama?
Les digo que no quiero desfigurar la matriz
 no me interesa mistificar los papeles
 Detesto el juego horizontal
y ese leve olor a higuera
que continúa danzando en el patio 

No se dan cuenta que no puedo escribir
y aunque nadie conciba 


es rústico desglosar la escritura
y entretener las cavidades de esta casa
donde seduce asesinar el secreteo de la noche

No sé, pero prefiero amoldar el cuerpo
aunque duela
y así detenerte en estas voces 
Voy a imaginar que estoy soñando
 que cada cuadrilátero de tu centro
y del mío tiene un ligero sabor a nostalgia
Cruzada e intencionada hasta el delirio
vuelvo salvaje a la calle donde pertenezco
como antes de ser negada
Hay un pedazo de cielo que se suspende
cuando todo parece inútil
porque no sabes cómo duele cada vez
que el sol despunta en el cerro
tal vez, por eso me desnudo 
para confundir a la ciudad
que se queda en lo precariamente imaginario






A veces me da por descubrir 
mariposas en la noche 
detener el aliento de los lobos 
y adornar cada ruina 
pero debo recurrir a las montañas 
a las vertientes y a los detalles 
es absurdo estar intacta 
declamar el sonido de las luciérnagas 
se ha vuelto un refugio indiferente 



Tal vez hubiese bastado una señal
tan sólo una 
para volver a abrir tus ojos
Eres un pétalo adherido al desvelo 
me gusta llamarte la niña de las flores 
He visto como los ángeles 
tejen sibilas detrás de la espalda 
y pronuncian desde Grecia tu nombre

Hay contradicciones en esta imagen 
hay golondrinas que se posan en tus cabellos 
y un arco iris traspasar las sabanas

Te veo deambular por esta ciudad 
y susurrar corazones




Y qué hago a esta hora de la noche
delirando con la fiesta de otro cuarto
y con aquella canción
que nunca he declamado
si al mundo le pertenece la orilla
y el breve estado de la sangre
Es más fácil bailar con la sombra que se ha tatuado
aquí donde lo frágil se vuelve sorprendente
¿Qué pasó con las pinturas y con ese olor 
que se contenía cada vez que regresabas tarde?
¿Qué pasó con la belleza entre las piernas 
y la lengua enloquecida en tu espalda?
¿En qué relámpago separamos la tierra 
y nos volvimos insalvables?

Tengo estas pinturas descolgadas
y la divinidad adormecida. Muerta


Habito un decoro que se niega a ser blanco
y detesto haber sido tan bella
Acá hay un pequeño ciervo
que se asoma detrás de los árboles
La piel descansa la miseria que inventamos
y mi hija duerme en sus jardines japoneses
Sé que todo es esporádico
por eso, vuelvo al bosque
a ejercitar el ojo plagiado de figuras
y a respirar el paseo del diluvio
La lluvia ha dejado de brotar, muere
y los aromas caen como cantos viejos
Puede que este lugar no sea mío, ni tuyo
y se aferre a la fantasía
de aquel ciervo que huye
en medio del susurro de las hojas
No lo sé, como tampoco sé
 de qué huimos  


Debo alejarme de las raíces
 e insertar los pies en el barro
 Mi hija recolecta tréboles
y sigue siendo una niña
con el encanto de las amapolas
Huir es la sabiduría que ignoramos
cuando el viento colisiona con la tierra
Nada nos pertenece
tampoco las raíces que se nos arrancan
en aquel ciervo que mira
como si fuéramos culpable de tanta destrucción

La huida adquiere remembranza
y se glorifica en este bosque ineludible para soñar
Porque debo soñar
debo soñar con las raíces esparcidas
en el rostro de mi hija






No se puede violentar el perfume
que nace cada vez
que la lluvia nos ha dejado aislados
Si alguien describiera
¿cómo se puede deshacer amapolas en otoño?
Si son estas las guerras
que deberíamos talar al desplomar el día
Estoy desarmada. Estoy súbitamente austral
Amo el paisaje que expulsa
la irradiación de las símbolos
y cuando no se ha podido escribir
sobre la defunción de un beso


He amado desde que los árboles de ciruela 
se han confundido con las matas de maqui
He amado en cada rebeldía
de este horizonte cercado y triste
Sabías : que tenías el encanto amortajado
que la belleza de estos ojos aman la cicatriz de tu espalda
No puedo dejar de adorar la caída del rostro
 Duele ver cómo las nubes paralizan
la hermosura del paisaje
La sequedad se estaciona a despojar sus pétalos
y las raíces siempre buscan el agua
como cuando he decidido no ser tuya