Y nadie me contó
que estabas muerta
todos deseaban hermosear el cuerpo
ocultar las cruces y vaciar un grito
que se descompone cada vez que sonrío
Tuve resistencia en las oraciones
porque jamás fui tu niña
La estirpe no reconoció
la adicción al alfabeto
y en esas confabulaciones
me detengo cada tarde
a hilvanar nudillos
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