A menudo no sonríes
te molesta la ingratitud de la calle
El aliento a caramelo altera tu mañana
y la mía es un minutero
que se ha atardecido
Adoro el lenguaje retorcido de tus ojos
Eres disciplinado y te escribo a media noche
La distancia es un aullido pegado en la pared
Entre botes y lobos marinos nos desnudamos
Yo sólo sabía flotar
hasta que engendramos peces de colores
y llegamos donde los caballitos marinos
nos contaron algunas historias
Me agrada imaginar de azul
las paredes de esta casa
y así atravesar el eje de los mares
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