lunes, 16 de septiembre de 2013

Ese colibrí que está en la ventana
es el ave que dejamos morir
En la mata de maqui lo encontramos
Los dioses nos expulsaron a cambiar el ciclo
y lo asesinamos para regresar
Soy adicta al sonido de los pájaros
el ruido me parece familiar
No hay fastidio en ese instante
no hay guerras, no hay lluvia, no hay urbanidad
Hay una perennidad que se repite
como si la individualidad coexistiera
y necesitara siempre alejarnos

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